martes, 17 de enero de 2012

Necesaria apreciación del panorama edil: Cisma en la casa amarilla.

 “Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia.” – Theodore Roosevelt

En los últimos días hemos estado atentos a las noticias sobre la revocatoria a la actual alcaldesa de nuestra ciudad, Susana Villarán, en un gesto que la mayoría de la población considera pertinente ante la supuesta “falta de obras” en Lima a cargo de la actual gestión edil. En este artículo vamos a analizar algunos aspectos trascendentales sobre lo que a mi modo de ver, resulta ser un absurdo intento de bloquear el correcto y legítimo ejercicio del poder y que muestra la faceta más impaciente de los ciudadanos de Lima, quienes a un año de iniciada la gestión de la burgomaestre, buscan con justificación resultados, no llegando a ver mas allá de la punta de sus narices. He aquí las razones por las cuales me resulta aberrante la planteada revocatoria, la cual tiene un matiz más político que social.

Ciertamente para muchos, la alcaldesa Villarán no ha realizado ninguna clase de mega proyecto en la capital de la República, a un año de iniciar su gestión al frente del municipio, sin embargo y ante todo habría que intentar responder la siguiente interrogante: ¿Cuáles eran las principales metas en el plan de gobierno?

Pues bien, el tema del tránsito y orden vehicular interesa sobremanera a los ciudadanos de Lima y no es casualidad que ante el intento de efectuar una reforma a los medios de transporte, sean el gremio de mototaxistas uno de los grupos más interesados en que la actual alcaldesa deje de ocupar el sillón de Nicolás de Rivera, el viejo. Históricamente la pugna entre sindicatos vehiculares y la Municipalidad es tensa, sin embargo hay que decir que el tema se ha acentuado a raíz de las intenciones de la alcaldesa de poner fin al caos y el desorden en Lima y he aquí el meollo del asunto y lo que es realmente motivo de comentario. Nuestra principal autoridad ciudadana tiene la potestad de hacer lo conveniente para convertir a nuestra capital en una ciudad de talla de gran urbe y el orden es un tema de alta prioridad, esto se ve plasmado en el plan de gestión municipal que se había proyectado para Lima. El común denominador de ciudadanos debe comprender que este es el gran proyecto de Villarán, que a diferencia de anteriores gestiones, pretende extirpar de raíz un gravísimo problema de nuestra ciudad. Particularmente considero esto un gran reto que de concretarse, cambiaría el rostro de la Ciudad de los Reyes, magna obra, menos fastuosa e imponente que los grandes parques zonales, las escalares y las plazas remodeladas, pero sin duda mucho más eficiente, necesaria y útil.

Ahora, hay que dejar en claro que este aspecto no es algo que se pueda estructurar en el tiempo de la noche a la mañana, y expresándolo de manera artesanal, un año es breve para apreciar resultados, pero sí es posible ponderar los esfuerzos. En mi experiencia a corto plazo, he notado el cambio efectuado en la avenida Abancay, que aunque ciertos sectores de ultra derecha tratan de menospreciar, resulta ser un primer paso en el gran cambio de Lima. Las soluciones a la caótica realidad capitalina son fórmulas complejas que necesitan ser desarrolladas a largo plazo, lo que implica mirar mas allá de periodos ridículos y obras ornamentales necesarias, más no útiles.

Sin duda no podemos dejar de mencionar, además de aciertos, desaciertos, factores endógenos, exógenos y todo lo inherente a lo señalado en líneas precedentes, los elementos discordantes causados por las figuras políticas interesadas sin lugar a dudas en ver el fracaso de Villarán en su gestión y en particular existen dos nombres que suenan fuerte en cuanto a este tema. El ex candidato Álex Kouri y el ex alcalde Luis Castañeda Lossio, son peculiares personajes que se han pronunciado sobre el desempeño de la actual alcaldesa y en este punto me detengo, pues resultan especialmente importantes y al mismo tiempo alarmantes las declaraciones de los antes mencionados, y es que estos dos ex gobernantes han manifestado públicamente su asentimiento con respecto a la revocatoria a Susana Villarán, tema de exclamación si ponemos en perspectiva el ánimus democrático que acarrean estas manifestaciones. Y ¿Qué quiero decir con esto? Pues que me resulta sospechosa la actitud de estos dos personajes públicos en este contexto de revocatoria, que me lleva a pensar hipotéticamente que pueden estar detrás de una orquestada campaña de desprestigio, la cual buscaría tumbar la actual gestión, como ya mencioné, pero que además dejaría a la luz una actitud poco tolerante, que sentaría un precedente negativo para el ejercicio del poder en la estructura del Estado, la conclusión sin duda a una apatía constante desde el inicio de la gestión de la actual gobierno, que se demuestra en el proceder ciudadano, obviamente azuzado por personajes como los antes mencionados, grupos y gremios que se verían perjudicados con el desarrollo de las obras en la comuna Limeña y en última instancia pero sin ser dejados de lado, algunos regidores de oposición.

La sana contraposición de ideas y propuestas es válida y necesaria en un correcto estado de derecho, pero cuando esto se convierte en un cargamontón con una clara displicente de por medio, deja de ser un ejercicio rico en la vida política, para convertirse en una lapidación continua, fomentada incluso por los medios de comunicación, que lastimosamente no comprenden aún el marco de legalidad al cual se deben circunscribir y del cual no se deben exceder al informar. Asimismo y como recomendación general debo expresar que, si bien resulta jocoso referirse a la alcaldesa como “Lady Vaga” en alusión a la cantante pop y a la ausencia de obras al ojo humano, también  se debe tener en cuenta que las mejoras en Lima y sobre todo en materia vial, son temas complejos que necesitan arduo trabajo y tiempo para llegarse a contemplar. Es cierto también que existe una inexplicable negligencia en algunos proyectos inútiles como el arenado de la orilla de la playa “La Herradura”, que no hacen otra cosa que ampliar el panorama de escepticismo con respecto a si se están haciendo bien las cosas y esto es totalmente comprensible, sin embargo yo deseo con este artículo dar un voto de confianza a la actual administración edil para que en este segundo año de mandato se dé una labor más ejecutiva y las obras y proyectos designados para este nuevo periodo se vean plasmadas en un mejor panorama urbano de Lima. Así también voto por que se mantenga a Susana Villarán en su cargo como muestra de tolerancia a un gobierno de social democracia con marcadas tendencias de izquierda, que a muchos no gusta, que muchos no toleran, pero que, al fin y al cabo, constituye el libre ejercicio de la soberanía popular. Sólo la paciencia y la confianza serán recompensadas con resultados, y si estos no se dan, será este mismo pueblo, aquel que la eligió, el que la castigue con el olvido.

Finalmente, los juicios de valor en lo posible deberían ser emitidos con fundamento racional y no sólo con la mera apatía hacia una autoridad considerada poco ejecutiva. La vacancia de Susana Villarán debe ser solicitada por el  veinticinco por ciento de los electores de la circunscripción electora. Esperemos que la población recapacite y que tenga un razonamiento democrático con respecto a esta situación. La inestabilidad política no es algo que el País necesite, ni ahora ni nunca. El Perú no es Lima, pero Lima si es su gente y si su gente quiere a su ciudad, sabrá que la revocatoria o vacancia de una autoridad en su periodo de funciones y elegida en democracia no es la solución.