martes, 5 de marzo de 2013

Chávez: El Caudillo de Sabaneta

“Decir que un hombre es un idealista es decir que es un hombre.” -
G.K. Chesterton 

Hugo Chávez representa la postura más recalcitrante y apasionada de la zurda Latina, aquella que se encargó de personificar (con un atribuido aire mesiánico) en un mundo en el cual la izquierda se ha visto inminentemente apabullada por las nuevas tendencias políticas y económicas propias de la globalización y el auge de las nuevas tecnologías. En estas circunstancias Chávez ingreso al siglo XXI como el primer gran dictador Suramericano de la nueva centuria.
 
La coyuntura de Venezuela tras la trágica muerte del inquilino de Miraflores, abre varias ventanas y permite establecer algunas interrogantes en lo referido al destino del país llanero y la posteridad en el gobierno. ¿El socialismo de Chávez (llamado comúnmente Chavismo) podrá legitimarse tras las próximas elecciones o estamos frente a un nuevo modelo de gobierno de la mano de la oposición? Nicolás Maduro, el delfín del Comandante, asumió las funciones Económicas y Administrativas de la República Bolivariana, tras la convalecencia del líder y perfila como su principal sucesor, habiendo tenido la venia y la gracia de Chávez en vida y convirtiéndose así en el legado del presidente y el futuro del Chavismo, pero las circunstancias no son prosaicas y la oposición nada baladí.

Maduro tiene la difícil tarea de asumir la postura carismática de su predecesor y triunfar en los próximos comicios electorales, en los cuales la figura de Capriles como principal líder de la oposición resulta reforzada tras los últimos sucesos, que convalidan su buen desempeño en las pasadas elecciones. Así mismo, su pugna con la mano izquierda del finado líder venezolano, Diosdado Cabello, no asegura su posición absoluta como líder de su partido. Menudo problema político que se plantea el vicepresidente, quien tiene las de ganar, pero no la absoluta certeza.

La Política Internacional es sin duda otro aspecto importante a tener en cuenta, y no es para menos. Hugo Chávez encandiló a las masas con encendidos discursos que acrecentaban su popularidad y al mismo tiempo dibujaban la ruta que tomaría el gobierno Venezolano en cuanto a sus relaciones internacionales. Su aparentemente incongruente relación con los Estados Unidos, sus decrecientes vínculos bilaterales con Colombia, su simpatía por los gobiernos autócratas de medio oriente y su condena (y posterior maldición) al Estado de Israel, no hicieron más que sentenciar al comandante en cuanto se refiere a la diplomacia entre naciones. Su pasión y su mirada embravecida por sus ideales hicieron de su parafernalia en el tristemente célebre “Aló Presidente”, la peor carta de presentación ante la comunidad internacional, y es que desde aquella tribuna despotricó acerca de sus pares e impares como un falso justiciero, como una auto asignada autoridad sobre el proceder de otros gobernantes, y aunque con el tiempo hubo mesura, nunca termino de repartir aquello que consideró era de cada quien. Impertinente goce.

La participación del presidente Chávez no se limitó exclusivamente a la circunscripción del territorio Venezolano. Como principal promotor de las famosas “Casas del ALBA”, busco en alianza con Nicaragua, Cuba y otras repúblicas de la región, hacer frente político a la ya conocida propuesta estadounidense del ALCA, en un intento que no logro dilucidar como de “buena voluntad” o “afán revanchista”. Solo sus miembros lo saben.

La muerte de un líder desencadena una serie de sucesos propios de la grandeza de un hecho como el suscitado en las últimas horas, y es que Hugo Chávez no fue un presidente desapercibido. Magno y apasionado, amado y odiado, el gobernante de Venezuela juega (aun) un papel trascendental desde un punto de vista coyuntural e histórico en América Latina.

Las presentes líneas, aunque someras y breves para tratar la complejidad de este personaje, no deben ser vistas ni como homenaje, ni como critica, sino como un intento objetivo de analizar el panorama de una república simpática y pujante, protagonista y antagonista de las Américas.

Hugo Chávez, un líder populista y egocéntrico como los del caudillismo emancipador, con un ego imperial y un discurso colorido, un hombre que llevo a su país por un sendero discordante a las tendencias regionales en el nuevo milenio. Hugo Chávez Frías muere en el poder, muere joven, muere amado y muere odiado. Hugo Chávez Frías, el último gran líder Latinoamericano pasó a la inmortalidad, como un icono y un referente necesario para entender la moderna historia de un continente aun atrapado en sus diferencias, aun ensombrecido por odios y grandezas.